domingo, 4 de mayo de 2014

De volantes y farolillos

En muchas ocasiones, ya sea por nuestra vocación de arquitectos o simplemente por el inconformismo que nos caracteriza, nos preguntamos el porqué de las cosas, y una de ellas fue la organización de la Feria de Abril de Sevilla.

Todos los años se repite la historia, el número de casetas no se amplia desde hace tiempo y no todo grupo de amigos que quiere añadir una caseta puede, a no ser que alguien deje la suya.
Otro de los grandes problemas desde nuestra visión, es el espacio dedicado a la feria en la ciudad, o mejor dicho, el gran vacío en el que se convierte el resto del año "el Real".




A lo largo de los años la ubicación del recinto ferial ha cambiado del Prado de San Sebastián al barrio de los Remedios, que es su emplazamiento actual y varias veces hemos escuchado que su próxima localización sería el "Charco de la pava", pero hasta ahora no se saben noticias definitivas sobre ello.

En nuestra opinión, la solución no es alejarse, ya que consideramos que la feria de abril siempre ha sido algo de la gente de Sevilla y para la gente de Sevilla, por lo que al alejarla de la ciudad, puede que si mejorara la logística, pero pensamos que perdería algo de su esencia.

A colación de todas éstas cuestiones y viendo que casi casi tenemos los farolillos encima, os queremos enseñar este proyecto de una gran arquitecta y sobretodo gran amiga, Patricia Ibarra.

El proyecto se replantea este asunto desde la raíz, e identifica tres problemas, el desarrollo en superficie de la feria (límites_lugar), vacío exento de uso y relación social.

Busca un nuevo enclave para colocar el recinto y para ello propone la Dehesa de Tablada, antigüamente utilizada como espacio militar y que en la actualidad está en desuso, aunque continúa siendo propiedad militar.

Esta nueva ubicación permite la ampliación de la feria sin alejarla de su lugar anterior (memoria histórica), tener más espacio para el trato con los animales y revitalizar una zona que actualmente está un poco olvidada dentro de la propia ciudad, a pesar de que goza de un lugar estratégico dentro del corredor verde del valle del Guadalquivir.

Posiblemente la colocación en la Dehesa de Tablada, para algunos continúe alejando la Feria de la ciudad, pero es el lugar más cercano a la situación actual por lo que se respetaría de alguna manera la memoria histórica de los últimos años y que además proporciona una tierra fértil con grandes posibilidades.

Una de las grandes soluciones que nos aporta el proyecto es la importancia del uso de ese vacío en el que se convierte la feria el resto del año. Se plantea una estructura de huertos urbanos que podrían utilizarse durante el año y que abriría un gran abanico de opciones al área de Tablada.

Destacamos como muy interesante el estudio promenorizado que hace de cada una de las especies de la zona, y cómo la estructura que se plantea de huertos urbanos se compagina respetuosa y perfectamente con la estrategia propuesta para el ferial.



Por otro lado en cuanto a la relación social, debido a la falta de espacio, Patricia propone un nuevo dimensionado de las casetas poniendo como base dos conceptos, introduce una pieza de intercambio vecinal, a modo de patio central de las casetas, y utilizando como base la superficie que ocupan los volantes de un traje de flamenca, se ayuda para proporcionar las nuevas dimensiones de caseta.

A través de la pieza central de patio, se crea una tipología, formada por cuatro módulos de caseta, que a su vez establece a su alrededor, a modo de pentágono, un patrón superior que se repite (fractal).

 


Gracias a este juego, se crea un autentico tápiz, que puede ir creciendo, siempre dentro de los límites establecidos.

En cuanto a la tipología de caseta, se proponen cinco tipos, apilando los módulos iniciales de diferentes formas y consiguiendo así un espacio extra, que permite tener un salón de baile mayor en la planta alta, una sala comedor o disminuyendo el tamaño del módulo, un mirador desde el cual poder tener una vista del Real.

Gracias a esta gran flexibilidad, cada caseta podría decidir el uso de sus espacios interiores, a la vez que personalizar la relación privado-público

La comunicación vertical, se soluciona con escaleras de caracol, que dependiendo del carácter que adopte cada caseta, pública o privada, tendrá las escaleras externas o internas. En cuanto a estética encajan a la perfección, como volantes que se van desplegando para invitarte a subir, pero según nuestra opinión el hecho de integrar la comunicación ha sido una apuesta fuerte, ya que en aglomeraciones como la feria de abril es complicado, a nivel funcional hay que tener muy en cuenta factores como el rebujito y los trajes de flamenca, y la suma de éstos, no sabemos hasta que punto te permitirían subir una escalera de este tipo.

La estética exterior se plantea seriamente, con un estudio muy promenorizado de las estructuras y materiales, a la vez que lleva a cabo la propuesta de una nueva textura, que juegue con la luz y las trasparencias, utilizando el encaje, e introduciéndolo a través de paneles móviles que permiten una absoluta flexibilidad de uso y libertad para la ventilación dependiendo de la temperatura exterior.

En definitiva en el proyecto de Patricia encontramos importantes aspectos que pensamos, deberían ser abordados dentro de la planificación de un acontecimiento como es la feria, somos conscientes de que, aunque es difícil que se lleve a cabo una remodelación desde su raíz, si vemos la posibilidad de hacer pequeños cambios que enriquezcan esta fiesta.

Os dejamos con una vista de cómo se llevaría a cabo a lo largo del tiempo esta interesantísima propuesta, esperamos que os haya gustado tanto como a nosotros y que os haya abierto la mente a pensar nuevas formas de vivir y mejorar la Feria de Abril.

Gracias a todos por vuestra lectura y buena Feria!!